Si sabemos escuchar, somos capaces de resolver problemas


Los instantes maravillosos que envuelven la amistad beben del (casi) silencio de escuchar, de la entrega por intentar ayudar y resolver, de los apoyos para defenderte y defendernos.

Si es necesaria la amistad, es sobre todo para agarrarte a ella en la defensa de las ganas por vivir. 

La amistad es como poco, cosa de dos, y eso es muy importante. La compañía amigable acompaña siempre.

Cuando más necesitas respirar profundamente en busca del aire de la vida, más necesario es tener amigos que te escuchen y te abran ventanas, te indiquen caminos nuevos, te retiren piedras del camino.

Simplemente escuchando, tocando, abrazando, dando calor en una mano, se puede resolver el mayor problema personal, porque en ese instante te vuelves a sentir feliz, te crees todavía vivo y capaz.

¿Qué hemos hecho hoy por los otros?

¿Qué podríamos hacer mañana?

Fracasar sin miedo es posible a la hora de crear una empresa


Cuando iniciamos un nuevo proyecto, una idea empresarial, tenemos el riesgo de acabar en un desastre. Y todo tipo de revés empresarial suele ser también un gran problema económico que nos dejará marcados de cara al futuro. Así que hay que aprender a fracasar, para poder seguir.

Además del fracaso que supone la pérdida de un activo y posiblemente tener que asumir deudas complicadas, nos queda un mal sabor de boca y una sensación de hundimiento moral, alimentada muchas veces por los que nos rodean, que sin querer, nos ven también como fracasados en el proyecto. 

Nadie como uno mismo, para saber los motivos del error, pero los que nos rodean, con toda su buena fe, no saben apoyarnos en el fracaso.

Nada es más capaz de paralizar un proyecto que el miedo al fracaso. 

Si bien es cierto que en nuestra sociedad actual no estamos preparados para emprender, y menos todavía lo estamos para asumir el fracaso. 

No nos enseñan para perder. Cuando lo realmente importante es precisamente saber sacar provecho de los errores, aprender de ellos para no volverlos a cometer. 

Aprender de los errores propios y de los ajenos, pues no tendremos muchas posibilidades en la vida de rectificar en los nuestros. A partir de los dos o tres fracasos se agotan las baterías mentales.

Fracasar es también aprender, pero para evitarlo nada como prepararse muy bien antes de emprender una idea. 

Hablábamos en otras ocasiones del Plan de Empresa, de lo importante que es planificar la vida de la nueva empresa, estudiar sus pros y contras, sus debilidades y sus planes de expansión, sus fortalezas y sus dudas. 

Las soluciones alternativas si algo fracasa en su puesta en funcionamiento.

Quien ya ha fracasado alguna vez en su vida tiene más posibilidades de obtener éxito en el segundo intento, pues todo lo mide mucho más, lo planifica mucho mejor. 

Todo intento por crear una empresa goza de momentos muy buenos y de periodos malos. Detectarlos a tiempo es fundamental para encontrar soluciones posibles y eso es más sencillo si se tiene sobre la espalda la experiencia de otras derrotas.

No hay que preocuparse en exceso por el fracaso, por la mancha que sobre todo en ciertas culturas, parecen ponernos encima, pues lo importante es intentarlo, es ser emprendedor y organizar tu vida alrededor de tus ideas y trabajos. 

Ser emprendedor es un activo personal, aunque no siempre sea posible alcanzar el éxito. 

Saber salir de los problemas, es importante y que no nos quede duda, volver a intentarlo es haber aprendido a salir de los problemas. 

Quien persiste es por que ha sabido salir del problema anterior y sobre todo demuestra que no le ha dejado marcas en su forma de comportamiento emprendedor.

El triunfo no es fácil, nadie dijo que lo fuera. Volverlo a intentar demuestra que has aprendido del fracaso anterior.