Leía el otro día un artículo de Juan José Millás sobre las noticias buenas y malas, que me ha traído ahora a la memoria a mi padre, quejándose de que en aquellos telediarios de las primeras televisiones, sólo daban noticias malas.
Con los años hemos mejorado y ahora que él ya no ve el telediario, las noticias son peores, lo cual es un puntazo porque al menos se lo curran más y gratifica saber que tampoco ahora nos toca ser unos desgraciados totales.
En mis años de joven tuvo mucho éxito un semanal amarillo que era naranja claro, que poco a poco se fue haciendo con el espacio de "El Caso", otro diario de sucesos maravilloso para aquellos años grises marengo.
Creo que el semanal se llamaba "Siete Días" y solo daba noticias tremendistas y malas, lo cual alegraba un riñón a las familias tristes y pobres que veían que al menos ellas no lo pasaban tan mal como los que salían en los papeles. Era una forma de consolar al tuerto.
Tuvo que cerrar en cuanto empezó a sacar a chicas jóvenes enseñando los pechos en blanco y negro. Aquello no deba pena y pedió los clientes.
Nunca he sabido si aquellas malas noticias las organizaba el régimen para dar moral a los pobres, que éramos casi todos.
Como ahora la información es mucho más cercana, más extensa, hay que machacar a la ciudadanía con constantes recuerdos de que podría ser todavía mucho peor. Una vez que has visto un par de telediarios de los "buenos", te sientes como nuevo aunque estes en el paro y te duela la muela del juicio. Menos mal que están en todo, para que suframos lo menos posible.
En mis años de joven tuvo mucho éxito un semanal amarillo que era naranja claro, que poco a poco se fue haciendo con el espacio de "El Caso", otro diario de sucesos maravilloso para aquellos años grises marengo.
Creo que el semanal se llamaba "Siete Días" y solo daba noticias tremendistas y malas, lo cual alegraba un riñón a las familias tristes y pobres que veían que al menos ellas no lo pasaban tan mal como los que salían en los papeles. Era una forma de consolar al tuerto.
Tuvo que cerrar en cuanto empezó a sacar a chicas jóvenes enseñando los pechos en blanco y negro. Aquello no deba pena y pedió los clientes.
Nunca he sabido si aquellas malas noticias las organizaba el régimen para dar moral a los pobres, que éramos casi todos.
Como ahora la información es mucho más cercana, más extensa, hay que machacar a la ciudadanía con constantes recuerdos de que podría ser todavía mucho peor. Una vez que has visto un par de telediarios de los "buenos", te sientes como nuevo aunque estes en el paro y te duela la muela del juicio. Menos mal que están en todo, para que suframos lo menos posible.