Todas las personas olemos de una manera determinada, aunque a veces lo disimulemos con perfumes.
En el sexo el olor es parte indisoluble del placer, de la relación, del sentirse a gusto con la persona que te acompaña.
Las mujeres saben jugar muy bien con los olores, con los perfumes, con la suavidad de un pequeño toque en algunas zonas o con la fragancia que todo lo inunda.
Los hombres somos mucho más torpes, no usamos mucho los perfumes, y acudimos al sexo con la presencia propia de nuestros olores limpios, que si bien a veces no resultan desagradables, otras veces impiden el ejercicio del sexo con tranquilidad.
Debemos saber todos a qué olemos y con qué potencia.
Un olor que hay que eliminar por encima de casi todos es el de tabaco. En el sexo el olor a tabaco sobre todo si la otra persona no es fumadora, desagrada enormemente.
El perfume natural del hombre suede agradar a una mujer, si no es penetrante y si respira limpieza.
Las personas excitadas, sobre todo las mujeres, emitimos un perfume más potente que debemos conservar y a ser posible no emascarar, pues ayuda a la excitación del otro personaje de la relación. Algunas personas se dejan guiar por su olfato a la hora de elegir pareja tanto para contactos sexuales como para relaciones sencillas, de amistad, de diálogo.
En el sexo el olor es parte indisoluble del placer, de la relación, del sentirse a gusto con la persona que te acompaña.
Las mujeres saben jugar muy bien con los olores, con los perfumes, con la suavidad de un pequeño toque en algunas zonas o con la fragancia que todo lo inunda.
Los hombres somos mucho más torpes, no usamos mucho los perfumes, y acudimos al sexo con la presencia propia de nuestros olores limpios, que si bien a veces no resultan desagradables, otras veces impiden el ejercicio del sexo con tranquilidad.
Debemos saber todos a qué olemos y con qué potencia.
Un olor que hay que eliminar por encima de casi todos es el de tabaco. En el sexo el olor a tabaco sobre todo si la otra persona no es fumadora, desagrada enormemente.
El perfume natural del hombre suede agradar a una mujer, si no es penetrante y si respira limpieza.
Las personas excitadas, sobre todo las mujeres, emitimos un perfume más potente que debemos conservar y a ser posible no emascarar, pues ayuda a la excitación del otro personaje de la relación. Algunas personas se dejan guiar por su olfato a la hora de elegir pareja tanto para contactos sexuales como para relaciones sencillas, de amistad, de diálogo.