El alcoholismo es una enfermedad silenciosa, que rompe vidas y familias sin que seamos capaces de erradicar el problema que genera en los enfermos.
No existe droga más barata que el alcohol. Es cierto que lo mismo que en pequeñas cantidades puede resultar algo agradable, se convierte en una droga incluso mortal a largo plazo en el momento en que se consume sin poder controlar.
Las personas alcohólicas creen casi siempre que ellos pueden controlar el consumo, que cuando se han propuesto dejar de beber lo han conseguido, y se consuelan diciendo que si beben, es porque quieren.
Es falso, lo siento, no pueden dejar de beber cuando ellos quieren, están atrapados sin darse cuenta en una trampa que creen incluso que les beneficia.
Muchas veces la propia vida les lleva a la bebida como escape, se utiliza el alcohol como herramienta para cambiar la vida cuando no es sencillo hacerlo de otra manera. Aquí es donde toda la sociedad tiene parte de culpa, pues antes de que esto sucede debe tener mecanismo de ayuda, de solución para los problemas que conducen a la bebida.
El número de separaciones por culpa de la bebida es muy alto, al igual que el de abandono laboral, incluso el de suicidios. Cuando la persona atrapada en la bebida se convence él mismo de que no está enfermo y de que no necesita ayuda, es casi imposible ayudarle.
El camino de la solución empieza por aceptar que se tiene un problema, por admitir las ayudas externas y por hacer cambios en la vida. Habla con tu médico de familia y escucha.
Nada hay en el mundo que con sólo 5 euros te pueda hacer volar y olvidar los problemas. Te envuelve el alcohol y te atrapa robándote la libertad. No se es libre de dejar de beber, se pierde la libertad de decir NO por mucho que se piense lo contrario.
No existe droga más barata que el alcohol. Es cierto que lo mismo que en pequeñas cantidades puede resultar algo agradable, se convierte en una droga incluso mortal a largo plazo en el momento en que se consume sin poder controlar.
Las personas alcohólicas creen casi siempre que ellos pueden controlar el consumo, que cuando se han propuesto dejar de beber lo han conseguido, y se consuelan diciendo que si beben, es porque quieren.
Es falso, lo siento, no pueden dejar de beber cuando ellos quieren, están atrapados sin darse cuenta en una trampa que creen incluso que les beneficia.
Muchas veces la propia vida les lleva a la bebida como escape, se utiliza el alcohol como herramienta para cambiar la vida cuando no es sencillo hacerlo de otra manera. Aquí es donde toda la sociedad tiene parte de culpa, pues antes de que esto sucede debe tener mecanismo de ayuda, de solución para los problemas que conducen a la bebida.
El número de separaciones por culpa de la bebida es muy alto, al igual que el de abandono laboral, incluso el de suicidios. Cuando la persona atrapada en la bebida se convence él mismo de que no está enfermo y de que no necesita ayuda, es casi imposible ayudarle.
El camino de la solución empieza por aceptar que se tiene un problema, por admitir las ayudas externas y por hacer cambios en la vida. Habla con tu médico de familia y escucha.
Nada hay en el mundo que con sólo 5 euros te pueda hacer volar y olvidar los problemas. Te envuelve el alcohol y te atrapa robándote la libertad. No se es libre de dejar de beber, se pierde la libertad de decir NO por mucho que se piense lo contrario.