Hay miradas enigmáticas, miradas que penetran, que dejan huella dentro de quien la recibe. Hay miradas de amor y de odio, pero también de búsqueda de compasión y de ayuda. Las hay que no pueden mantener la mirada y las hay desafiantes.
Pero también las hay artísticas y gratuitas. Yo encontré esta que os pongo arriba pero no tenía piernas. Tampoco es que las necesitara mucho, porque así permanecía allí más tiempo rodeada de ancianos que toman el sol recordando sus volados años.
Nunca quiso decirme cómo se llamaba, pero yo intuí que era de nombre dulce aunque con mirada dura, me quedé un rato mirándola y me guiño el ojo con descaro. Cuando quise sacar la máquina fotográfica de mi bolso colgante, ya había vuelto a poner su mirada fija en mí.
Mañana volverá a buscarla, pero estoy seguro que se habrá ido con otro.
Pero también las hay artísticas y gratuitas. Yo encontré esta que os pongo arriba pero no tenía piernas. Tampoco es que las necesitara mucho, porque así permanecía allí más tiempo rodeada de ancianos que toman el sol recordando sus volados años.
Nunca quiso decirme cómo se llamaba, pero yo intuí que era de nombre dulce aunque con mirada dura, me quedé un rato mirándola y me guiño el ojo con descaro. Cuando quise sacar la máquina fotográfica de mi bolso colgante, ya había vuelto a poner su mirada fija en mí.
Mañana volverá a buscarla, pero estoy seguro que se habrá ido con otro.