En este blog hemos hablado en varias ocasiones sobre la depresión, pero nunca de la posibilidad de tener en la familia un animal de compañía como terapia. Debe hablarlo con su médico y con sinceridad escucharle.
Sin duda es una elección muy interesante pero que hay que hacer con mucha responsabilidad, pues estamos hablando de una vida, de un animal que debe tener un trato perfecto. Hay que analizar la vivienda, el tiempo libre para poderlo atender, los gastos, y asumir que serán 15 años de relación positiva, pero que hay que tenerla con calidad mutua.
Tener un perro en casa ayuda a sobrevivir ante los golpes de la depresión, lo recomiendan los médicos y es una medicina sin efectos contraproducentes.
Ayuda a entender desde otra óptica la vida, a entregar vitalidad y cariño, a que tú estés pendiente de un ser vivo pero a que también el perro esté pendiente de tí. Se intercambia afecto, cariño, amistad, calor, vida.
Un perro en el hogar, si se sabe elegir la raza y el tamaño con arreglo a las posibilidades de cada familia, es una elección perfecta para obligarte a salir de casa, para que tengas una actividad vital de intercambio con un ser vivo más.
Puedes estar segur@ que el perro te entregará más, mucho más, de lo que tú le entregues a él.