Todos pensamos sobre la muerte en nuestro deambular por la vida, desde pequeños nos imaginamos la muerte como un fin muy lejano pero como un final, que es cierto, observamos solo en los otros, casi nunca en nosotros, pero que nos deja un poso de soledad, de abandono.
Según amos creciendo observamos que la muerte es segura, que nadie se salva, que todos pasaremos por ese trance y lo haremos en solitario, como el nacimiento, con la ayuda de otros pero siendo los protagonistas que se tendrán que enfrentar con la bajada del telón.
Los años te añaden perspectiva, conocimiento del dolor, de la cercanía, de familiares y amigos que han ido cayendo en la inevitable pérdida de la vida. Y se va asumiendo como algo que puede ser entendido, comprendido cuando llegue como algo que ayude a descansar y por ello se desea aprender a tener conocimiento suficiente para saber cerrar la puerta con gallardía y elegancia. El dolor, la forma es lo que importa a partir de cierta edad y haber dejado todo terminado, lograr que los objetivos de vida se hayan cubierto en la medida de lo posible. Se acepta la muerte como inevitable y empieza a pensar el cómo y el cuando para intentar dejar todo “apañado”
Todos pensamos sobre la muerte porque estamos vivos.
Según amos creciendo observamos que la muerte es segura, que nadie se salva, que todos pasaremos por ese trance y lo haremos en solitario, como el nacimiento, con la ayuda de otros pero siendo los protagonistas que se tendrán que enfrentar con la bajada del telón.
Los años te añaden perspectiva, conocimiento del dolor, de la cercanía, de familiares y amigos que han ido cayendo en la inevitable pérdida de la vida. Y se va asumiendo como algo que puede ser entendido, comprendido cuando llegue como algo que ayude a descansar y por ello se desea aprender a tener conocimiento suficiente para saber cerrar la puerta con gallardía y elegancia. El dolor, la forma es lo que importa a partir de cierta edad y haber dejado todo terminado, lograr que los objetivos de vida se hayan cubierto en la medida de lo posible. Se acepta la muerte como inevitable y empieza a pensar el cómo y el cuando para intentar dejar todo “apañado”
Todos pensamos sobre la muerte porque estamos vivos.