Los reveses, las desgracias, por fuerte que sean, no son siempre asumidad y sufridas de igual forma entre distintas personas. Algunas saben afrontarlas con valentía y fuerza, entendiendo que sólo su coraje será capaz de vencer cuando el tiempo es malo.
Otras personas se hunden y no son capaces de superar el mal momento, se hunden y no ponen toda su fuerza en resolver los problemas.
No siempre con tu fuerza se pueden resolver los problemas, pero sin ella, nunca.
Si no eres capaz de poner toda tu fuerza al servicio del problema, para resolverlo, soportarlo o asumirlo, no podrás ganar en la batalla.
Incluso aun poniendo toda tu energía, puedes perder la batalla.
Pero si no te pones a trabajar con toda tu fuerza moral y física, si no eres capaz de darte ánimos y de asumir que la mayor potencia es la tuya propia, no podrás salir bien.
Tú eres la más fuerte para resolver tus problemas. Nadie se pondrá en tu lugar, nadie te ayudará en aquellos asuntos que tú y sólo tú, puedes y debes afrontar.
Asume tu valor, que es mucho, y no te preocupes por tus debilidades, porque muchas de ellas sólo están en tu cabeza.