Yo escribo para disfrutar, y creo que todos escribimos para lo mismo. Pero en la últimas semanas he encontrado personas que intentan escribir como una actividad más, incluso no complementaria sino principal.
Si no eres periodista y trabajas en un medio, esto es imposible.
Nadie debe tener la meta de convertir la literatura como una forma de ganarse la vida, es imposible. Lo cual no quiere decir que no haya gente que no pueda vivir de ello. Pero no se lo plantean de entrada como esta posibilidad.
Hay que escribir por el gusto (inexplicable por su naturaleza) de escribir y después de esto, por el lujo de tener lectores.
Después debe venir la posibilidad de publicar y ver tu trabajo, ya pulido y maquetado, impreso en papel. Y por último empezar a obtener algún beneficio económico.
Un autor suele recibir entre un 5/10% del precio del libro, depende del tipo de contrato que firma. Y un libro nuevo de un autor novel suele tener una tirada entre 500 y 1000 ejemplares. Si el precio del libro es de 18 euros, al autor le puede llegar entre 450 y 1.800 euros. Excepto que le engañen sobre el número de libros vendidos o si firma que le restan del precio final el del coste de la impresión.
Estos dineros además se los remiten según se van vendiendo los libros, que si bien suele ser en el primer año, no siempre se liquidan así.
Claro que si de un libro consigues vender 1.000.000 de ejemplares, las cosas cambian y mucho. Si además preparan un guión miel sobre hojuelas.
Así que de momento y mientras no se demuestre lo contrario, escribir es un lujo maravilloso del que es casi imposible vivir.