La población del medio rural aragonés sigue envejeciendo y eso pone en peligro a algunos municipios, que parecen condenados a desaparecer. Como le sucediera en su día a Plan, de cuya caravana se cumplen ahora 25 años, la tasa de permanencia de generaciones jóvenes e intermedias en estos lugares es cada vez menor y eso amenaza la continuidad de los mismos. Según datos del Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), 46 municipios aragoneses no tienen entre sus empadronados ningún vecino menor de 15 años. Pero aún es más, una decena de localidades tampoco tienen vecinos de menos de 20 y otros tantos no cuentan con menores de 25.
En la mayoría de los casos se trata de pueblos pequeños en los que las comunicaciones por carretera no son buenas. Sin embargo, sorprenden algunos casos como el municipio zaragozano de Mozota. Por su ubicación, a apenas 25 kilómetros de la capital aragonesa por autovía, llama la atención no solo que no haya crecido más (tiene 117 empadronados, aunque solo 40 habitantes reales en época invernal), sino también que no cuente con ningún vecino de menos de 30 años. Aunque según los datos del Iaest, relativos al 2008, no hay menores de 25, en el pueblo se constata que la realidad es aún peor y que la edad mínima es de 30. Y no es más halagüeño pensar en que solo hay dos vecinos de esta edad.
Otros dos casos de la provincia de Zaragoza también son peculiares: Los Pintanos y Balconchán, que no tienen empadronados de menos de 35 y 40 años, respectivamente. Y en estas cifras siempre hay que tener en cuenta que muchos vecinos siguen empadronados en sus municipios de origen, aunque ya no vivan en dicho lugar bien por una cuestión sentimental o bien por intentar beneficiarse del precio más bajo de algunas tasas municipales.