El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) de Argentina, un organismo que estando bajo el control del gobierno se empeña en pintar de rosa la situación, ha reconocido que hay cerca 131.000 millones de dólares circulando o estacionados fuera del sistema económico argentino.
Sea en cajas de seguridad, depósitos en la banca extranjera, paraísos fiscales o bajo el colchón. Donde quiera que el dinero esté a salvo de los imprevisibles golpes del timón que el gobierno de Cristina Fernández y de Néstor Kirchner le imprime a la economía.
Para formarse una idea de lo que implica la suma que se menciona, basta considerar que la deuda externa de Argentina, pública y privada, es de 123.807 millones de dólares.
Un síntoma del corralito anterior, que sigue sin curarse en la sociedad argentina y del que tiene que tomar buena nota el resto de países con problemas financieros.
Si las familias tienen miedo, tardan muchos años en volver a creer en el sistema. Ha sucedido en Argentina y puede suceder en cuaalquier otro país.