Hace diez años un estornudo de Estados Unidos constipaba al resto del mundo. Sin embargo, una década después, el efecto contagio se ha mudado de continente, y ahora es China el que debe ponerse la bufanda para que el mundo no se resfríe. Algo que ya se pudo comprobar la semana pasada, cuando las bolsas mundiales bajaron ante el temor de una posible restricción del crédito en China.
Se dejaba ver así que ya no sólo Wall Street volatiliza los mercados mundiales. Aunque ello no significa que EEUU haya dejado de tener influencia, puesto que el mercado norteamericano suele marcar tendencia en el resto de los parqués, sí indica que ya no es el único del que depende el devenir del resto de mercados bursátiles. Basta echar un vistazo a los cambios que se han producido en la capitalización mundial (el peso que cada parqué tiene en el mundo). Mientras que en el año 2000 EEUU representaba cerca del 50 por ciento de la bolsa mundial, ahora su peso no alcanza el 31 por ciento. Aun así continúa siendo el país que más abarca en el parqué. La otra cara de la moneda la pone China. Inauguró la década sin apenas representación bursátil, 0,4 por ciento del total, y ahora supera el 8 por ciento. De hecho, ha sido el país que más ha incrementado su presencia en la bolsa mundial (más de un 2.000 por ciento).
Otro de los países emergentes que ha crecido en los últimos diez años ha sido Brasil. En concreto, la representación de su mercado bursátil se ha incrementado desde el 0,24 por ciento hasta representar el 3,13 por ciento en 2010, lo que se traduce en una diferencia del 1.225 por ciento. Similar es el crecimiento que ha experimentado India, que ahora abarca el 2,77 por ciento de la bolsa mundial, frente al 0,33 por ciento que suponía en el 2000.