El paro se ha encaramado durante la crisis a cifras históricamente altas. Al acabar 2009 se registraban casi cuatro millones de desempleados en las oficinas públicas de empleo. Con ellos, el gasto de prestaciones y subsidios se ha disparado. Este año el Ministerio de Trabajo prevé gastar 32.611 millones de euros y será una de las causas principales de un déficit que se prevé se sitúe en torno al 10% del PIB. Sólo en noviembre, el gasto ascendió 2.740 millones, un 24,7% más que en el mismo mes del año anterior.
Pero el esfuerzo no es en vano. El número de parados que en noviembre no recibían ninguna de ayuda de los Servicios Públicos de Empleo quedaba en 1.090.612, lo que situaba la tasa de cobertura al desempleo en el 78,7%, según el Ministerio de Trabajo. Hay que remontarse hasta los últimos meses de los Gobiernos de José María Aznar, en 2003, para encontrar un mes de noviembre en que el número de desempleados sin prestación o subsidio supere el millón. Y entonces, en plena época de expansión económica y creación de empleo, la cifra era de 1.107.743 parados desprotegidos, y la tasa de cobertura del 49,2%.
La primera iniciativa para paliar el agotamiento del paro fue la eliminación en marzo del mes de espera entre quienes pasan de percibir la prestación contributiva al subsidio por desempleo. Otra de ellas es la creación de una paga de 420 euros durante seis meses para los parados que hayan agotado su protección desde el 1 de enero. Bajo este manto se encontraban el pasado noviembre unos 368.000 parados.