Los hay que ante una historia, dejan avanzar esta poco a poco, sin una planificación concreta, sabiendo a dónde quieren dirigirse, qué quieren contar y cómo, qué trama e incluso qué tipo de personajes. Son los que trabajan con brújula que les va marcando el camino según avanzan.
Pero la historia va avanzando según la van escribiendo, incluso incorporando nuevos personajes secundarios para dar velocidad, para lograr avanzar, para intentar reconducir la historia.
Incluso no saben cómo terminará la narración ni que extensión tendrá y mucho menos cuantos capítulos.
Es una buena manera de enfrentarse a la historia si te gusta escribir por el placer de escribir y trabajar casi como lo hace el lector, descubriendo poco a poco qué da de sí la historia. Pero es un sistema complejo para novelas, que requiere técnica y experiencia.
Los que trabajan con plano, antes de ponerse a escribir la historia la planifican muy bien. Dividen los capítulos en una plantilla, diseñan los personajes incluso hasta el mínimo detalle, saben qué extensión tendrá la historia o cómo terminará y cuándo.
Los que trabajan con plano, antes de ponerse a escribir la historia la planifican muy bien. Dividen los capítulos en una plantilla, diseñan los personajes incluso hasta el mínimo detalle, saben qué extensión tendrá la historia o cómo terminará y cuándo.
Una vez realizado el plano se permiten alguna alegría y se separan algo de lo ideado, pero sin perder el rumbo de lo planificado. Este sistema es más sencillo de concretar pero más aburrido de escribir. Requiere menos correcciones y ofrece un producto más profesional, pero tal vez menos fresco.
Ningún sistema es perfecto o lo que es casi lo mismo, los dos son muy válidos. Con brújula o con plano, lo importante es escribir.
Ningún sistema es perfecto o lo que es casi lo mismo, los dos son muy válidos. Con brújula o con plano, lo importante es escribir.