Unos 884 millones de personas viven sin acceso al agua potable y 2.600 millones no cuentan con los servicios mínimos de saneamiento: sólo la mitad de la población de países en desarrollo cuenta con un baño, una letrina o un pozo séptico. Los mayores progresos se han registrado en África del norte y en regiones del este y sudeste asiático.
De los 2.600 millones de personas que actualmente no cuentan con ningún servicio de saneamiento (en 2015 la cifra ascenderá a los 2.700 millones por el crecimiento demográfico), una gran parte están concentradas en el sur de Asia y en África subsahariana.
Pese a lo demoledor de los datos, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) vislumbra algunos avances esperanzadores, como que un 87% de la población mundial ya bebe y utiliza agua apta para el consumo.
En cambio, la situación es decepcionante en cuanto al alcance de servicios higiénicos básicos -que, entre otras cuestiones, evitan el contacto de los humanos con los desechos fecales-, con un 39% de habitantes del mundo que no tiene acceso a ellos.
Según el estudio, presentado diez años después de los compromisos adoptados por la ONU para mejorar la vida de los más pobres del planeta, los avances varían en función de las regiones: de los 884 millones de personas que no tienen acceso a fuentes de agua limpia, una tercera parte se encuentra en África subsahariana, donde el 40% de la población todavía padece de esa situación.