He reencontrado el plano del Metro de Zaragoza, ese cúmulo de colorines, rayas y puntitos distribuidos sobre un teórico plano de la ciudad de Zaragoza en el año 2007 por el PAR, para convencer a sus votantes de que esta vez iba en serio.
Lo curioso es que el PAR ha estado gobernando estos 4 años en el Ayuntamiento de Zaragoza y en el Gobierno de Aragón. Y este plano ya nunca más se sacó a la luz. Es un fósil viviente que algunos habíamos conservado como curiosidad. E incluso hay vecinos de esta noble ciudad que siguen preguntando por el Metro y asegurando que sería bueno para la ciudad.
Como escarpias se me ponen los pelos cuando veo la distribución de las rayitas, pienso en el coste de esta barbaridad y sospecho de los problemas que tendríamos a la hora de horadar el centro de la ciudad, con toda su historia enterrada en forma de restos arqueológicos. Pero todo me da igual. Lo triste es pensar que tuvimos a políticos que sabiendo que esto era imposible, que aquellas líneas de colores eran mentiras pintadas, las ofrecieron a los ciudadanos como una ilusión para robarles su voto.
O cambiamos la forma de entender (el político en general), la relación con su sociedad, dejando de comportándose de una forma mustia y prepotente durante 3 años y medio; y de otra totalmente alocada y boba esos otros 6 meses que quedan en cada legislatura, o no se recuperará nunca el respeto.
Me da igual quien es el que comete la presunción imbécil de pensar que la sociedad en su conjunto, en la suma de todos nosotros, somos tontos de baba. Lo malo es que siempre hay un grupo fiel de personas que le ríen las gracias al melindres de turno, a veces por unas migas de pan y las más, por una sonrisa regalada.