Mireia Cortina salió a pasear por la playa de Tarragona con su perra en un día lluvioso y regresó con una sanción de 1.125 euros que le impuso la Guardia Urbana de Tarragona. La infracción administrativa, considerada como "grave" al vulnerar la ordenanza municipal que prohíbe la presencia de animales en la playa y que prevé sanciones de entre 750 y 1.500 euros. A ella le tocó la zona alta de la escala de sanciones. "Es injusto, supone toda una nómina mensual", lamenta la afectada antes de cargar contra el afán recaudatorio municipal. En mi caso, además, en la playa no había nadie", subraya Cortina.
La playa estaba desierta cuando un agente se le acercó para recriminarle su actitud. "Encima aprovecháis los días de mal tiempo para salir con el perro", le dijo, según recuerda Cortina. Ella había aprovechado para sacar el perro porque no molestaba a nadie y cargaba con la bolsa pertinente para solventar el asunto de los excrementos, factor que centra las críticas de los bañistas.
"No entiendo por qué la multa es tan elevada, ni soy reincidente ni nunca la perra ha provocado nunca ningún problema. La elevada cuantía se debe, según el Ayuntamiento, al empeño con que el municipio se ha lanzado a garantizar la convivencia en los espacios públicos de Tarragona. "Pasear animales por la playa es una actitud incívica y una cuestión sanitaria", señala el consistorio.
"Puede que la sanción sea exagerada pero en estos casos hay que servir de ejemplo", concluye. La ordenanza municipal sólo permite la presencia de animales en la playa entre los meses de octubre y marzo.
Ni a los delincuentes que trafican con droga les obligan a pagar tanto", señala la denunciada.