Os dejo abajo, un extenso artículo publicado en Público, con afirmaciones de Llamazares sobre la izquierda, lo que representa hoy y sus posibles errores. Sin duda la izquierda política no se está replanteando el nuevo siglo como un periodo de reconstrucción constante de las ideas, de las suyas y de las de los demás. Es malo tener la sensación social de que la izquierda política y cultural ya no es el futuro, sobre todo cuando se comprueba que la derecha cambia para no cambiar nada. Incluso se revuelve para volver, acoplándose a emblemas ya caducos pero que cree pueden servirle para aglutinar a más grupos NO progresistas. El debate desde la izquierda es muy bajo y eso es malo. O muy malo.
Por cierto, replantearse las ideas, no tiene que ser necesariamente abandonar la propia personalidad, es sobre todo adaptarlas a la nueva sociedad, que es la que existe junto a nosotros. La otra ya está desaparecida por ley de vida.
El diputado y ex coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, afirmó hoy que "sería de honestidad intelectual para el conjunto de la izquierda reconocer su pérdida de hegemonía", que estas décadas de "políticas neoliberales han desmantelado no solamente las estructuras más organizadas de la izquierda, salvo algunas excepciones como el movimiento sindical, sino que también han supuesto un retroceso en el sentido común de la izquierda en los ciudadanos".
"Se ha abierto paso el individualismo del consumo y ha retrocedido de manera pavorosa la solidaridad y la idea de justicia. Sería bueno un cierto nivel de honestidad y de humildad ante nuestra propia crisis, que no es sólo de la política sino también de la izquierda, porque si no no sería explicable que la derecha se sucediera a sí misma en esta crisis", planteó durante su conferencia en el Foro Nueva Economía.
Asimismo, apuntó que una premisa "imprescindible para un socialismo con futuro es estar convencido de no tener toda la razón". A su juicio, esa es otra una "premisa de humildad imprescindible para una izquierda de futuro", al tiempo que señaló que echa de menos en el Gobierno y el PSOE no sólo el reconocimiento de la crisis en su momento, sino el reconocimiento "ahora de las limitaciones que para la realización de la política significa la crisis de la política y la crisis económica".
Para Llamazares, sería bueno explicar a los ciudadanos tanto lo que la izquierda consigue como lo que no consigue "porque lo impiden las limitaciones objetivas, pues sería de honestidad inteletual". En esta línea, apostó también por recuperar la política económica y la regeneración democrática.
"Deberíamos recuperar la ética y la épica de la política, es decir, la capacidad de la política de ilusionar a los ciudadanos en la transformación en el cambio, y la capacidad también de suponer un impulso moral de regeneración de la vida pública, de recuperación de la ciudadanía. La recuperación de la idea de ciudadano frente a la idea generalizada que el macropoder económico entiende de ciudadano, que es únicamente la idea de consumidor", explicó.
Por otro lado, defendió la necesidad de nuevas alianzas en la izquierda, y recordó cómo Manuel Azaña, en un debate con Ramiro de Maeztu, le dijo que la solución de los males de España era una "política de alianzas modernizadora entre el movimiento obrero y la burguesía progresista".
"No sé si esos parámetros son hoy suficientemente explicativos, pero seguro que buena parte del movimiento obrero y el precariado que vive en España, así como una parte de sectores democráticos, estarían de acuerdo en una política de alianzas y un movimiento amplio que apuntase no solamente a la regeneración y revitalización de la democracia frente al mercado, sino también que apuntase en el sentido de un cambio de modelo desde el punto de vista social y ambiental", indicó.
En su opinión, sería "muy importante para la izquierda establecer una estrategia de alianzas, porque no en vano las alianzas que se establecieron hace dos legislaturas se tambalean en estos momentos".
Añadió que "se tambalean en el TC y en el día a día en medidas como la reforma laboral o la de las pensiones", y por eso propuso "recuperar alianzas progresistas modernizadoras y de izquierdas en nuestro país, y generar un movimiento amplio que las respalde, y aquí es imprescindible el movimiento sindical".
Llamazares reconoció que con el PSOE su formación tuvo al principio una relación "preferente, que luego pasó a defernte y ahora es casi indiferente". Agregó que para "ese futuro socialismo reformador" no sólo tiene que convocar al "hombre nuevo", sino que tiene que ser capaz de reformarse a sí mismo, puesto que "será poco creíble la convocatoria de un movimiento de refundación si al mismo tiempo no se reforma a sí mismo".
En este sentido, recalcó la necesidad de términos como "reconcilación en el seno de la izquierda, esto es, reconocimiento de la diversidad de ideas y respeto mutuo, términos como amabilidad -"no habrá un futuro amable si no hay un presente amable", apostilló- y apertura por parte de las organizaciones políticas al conjunto de la sociedad, de las organizaciones sociales y de la sociedad civil".
En su intervención inicial, el diputado argumentó que esta no es una crisis económica, sino que "es una crisis de la economía política, o mucho mejor dicho, es una crisis de la política y de la izquierda". A su juicio, la política "entra en crisis porque cada vez decide menos sobre los ciudadanos, lo cual obliga a los políticos a sobreactuar, y por eso hay que abordar el reto de una regeneración de la vida política como espacio abierto donde los ciudadanos intervienen cada día".
"Esta crisis de la política se ha producido como consecuencia de la evolución de los poderes del Estado, de la economía y de la comunicación, y por ejemplo el capitalismo ha entrado entre esos poderes. Del debate público se pasa a la tertulia, y de ahí al insulto y al embrutecimiento de la política", expuso.
Según destacó, España saldrá de la crisis económica, "pero en peores condiciones para quienes no la provocaron y sin regulación del sector financiero". "Cómo es posible que una crisis de derechas no se transforme en una mayor fortaleza de la izquierda, sino de la propia derecha. Esto ha ocurrido porque la izquierda ha renunciado a la alternativa económica, y por la actitud activa y desestabilizadora de la derecha, que deshumaniza al adversario y debilita aún más a la política cuando usa los poderes del Estado para neutralizarla", enfatizó, para concluir asegurando que "el pronóstico es "grave porque los mismos que trajeron la crisis quieren curarla".