El fin de semana nos trajo la festividad del Primero de Mayo, con las consabidas manifestaciones organizadas por los sindicatos. Con lo que está cayendo: con el número de parados de cabreados sociales, de personas con problemas laborales en aumento, con una calidad en el empleo mucho peor que hace una década; la asistencia a las manifestaciones fue menor que otros años.
Los sindicatos deben mejorar.
Todos hablamos o escribimos sobre la crisis del sistema, y criticamos a los políticos, a los bancos, a los especuladores inmobiliarios, a los empresarios. Pero se oyen pocas veces hablando de lo mal que lo han hecho los sindicatos en estas últimas décadas.
La representatividad de los sindicatos es muy baja, su fuerza radica precisamente en ese poder, en saber contar con su sociedad de trabajadores, con tener detrás a toda una sociedad, en tener empatía con todos los problemas de los trabajadores.
Y digo todos los problemas, para dejarlo muy claro. Todos.
Para los sindicatos parece haber dos tipos de trabajadores. O mejor comentado, tres. Los funcionarios. Los trabajadores de las grandes empresas. El resto. He añadido a los funcionarios, separados de las grandes empresas, para que haga bonito.
Pero curiosamente los grandes problemas laborales se dan precisamente en la parte laboral menos cuidada, menos atendida por los sindicatos. Los trabajadores de las PYMES. Con menos derechos, más precariedad, más movilidad, menos sueldos, menos formación, más número de trabajadores.
Que no se pongan a contar los sindicatos el número de asistentes a sus manifestaciones, que se pongan a trabajar ya, sobre lo que son y lo que representan, sobre su labor sobre los trabajadores normales, no afiliados, desencantados. Ya sé que ellos no tienen ninguna ¿obligación legal? de defender a los trabajadores NO afiliados. Y que los que llenan sus oficinas son o funcionarios o trabajadores de grandes empresas. Pero lo lógico en la Ley del Mercado es preguntare por qué esta dicotomía. Donde más problemas hay, menos afiliados tenemos. No es normal, no es lógico. Luego hay que preguntarse los motivos. Y responderse.
Queridos sindicatos, hay que mejorar y mucho pues la sociedad os necesita tanto, como modificaciones tenéis que hacer en vuestra forma de trabajar. Por cierto, la culpa es de todos nosotros. Los sindicatos están abiertos a todos y si sus dirigentes son como son, es por culpa de que los afiliados actuales o futuros no saben o quieren elegir a otros distintos. Si tuvieran 4 millones de afiliados más (qué guay) tendrían a otros dirigentes. Sin duda, pues son elegidos por los militantes, de abajo arriba.