Hacienda aplica el mismo rasero a todos los ingresos superiores a 53.407 euros anuales. A partir de esa cantidad, el tipo es el máximo del 43%.
Si se quiere gravar a los de más ingreos, no se podrá optar por mantener el último tramo actual con un tipo superior, pues el incremento afectaría a muchas rentas medio-altas que al estar debajo si sufrirían modificación. Habría que crear otro nuevo para ingresos muy elevados con un gravamen superior al 43%.
Más margen para la progresividad hay en las rentas del ahorro (intereses de cuentas y depósitos, seguros, plusvalías...), que tributan al 19% si son inferiores a 6.000 euros y al 21% si superan ese límite y que podrían tener más tramos según la cantidad de ingresos.
Al contrario de lo defendido por el Gobierno hasta ahora, aumentar la fiscalidad en el último tramo máximo del IRPF proporcionaría unos ingresos nada desdeñables a las arcas públicas. Porque ese 4% que declara más de 60.000 euros aporta casi el 40% de los ingresos.
Si se aísla a quienes perciben más de 150.000 euros al año -una definición más ajustada a la riqueza-, se obtiene el 16% de la recaudación.
Otra opción para gravar a los más acaudalados consiste en recuperar el impuesto de patrimonio, suprimido desde 2008. Casi un millón de personas presentaba la declaración de este impuesto, que gravaba los patrimonios superiores a 108.182 euros, con importantes exenciones (vivienda habitual, seguros de dependencia, planes de pensiones...).
El Estado ingresaba 2.121 millones al año, una cantidad superior a los 1.500 millones que se ahorrará con la congelación de las pensiones en 2011.
Son, sin duda, ricos los 443.509 partícipes de las polémicas Sicav, sociedades de inversión colectiva que, cumpliendo unos criterios de capital mínimo y número de inversores, logran que sus beneficios tributen al 1% frente al 30% del tipo general del impuesto de sociedades. Aunque el Ejecutivo descartó en su momento cambios, con el argumento de que esos inversores ya abonan un 19% o un 21% cuando recuperan su capital, las Sicav manejan un jugoso patrimonio de casi 26.000 millones de euros.