Se considera que una persona está bajo el umbral de la pobreza si, durante 2008 ganó menos de 7.753 euros, según los últimos datos del INE.
En 1995, la pobreza entre las personas de más de 65 años era inferior a la media del país. "Pero llegaron los años del gran crecimiento económico, se disparó el PIB y no fue aparejado a un aumento de los recursos sociales", destaca el responsable del programa de mayores de Cáritas, José Ramón Solanillas. En los diez años siguientes, se duplicó la tasa de riesgo de pobreza entre los jubilados. En concreto, entre las mujeres de más de 65 años, el porcentaje pasó del 13%, en 1996, al 32,6%, en 2006.
Desde entonces, la incorporación de nuevas generaciones (con mayor poder adquisitivo) al colectivo de jubilados ha disminuido el índice de mujeres bajo el umbral de la pobreza hasta el 29,5%, en 2009. La tasa de los hombres marca la misma tendencia, aunque es 4,5 puntos inferior.
Otro factor que ha influido en la ligera mejora de los últimos años ha sido el aumento de las pensiones. "Han subido por encima del IPC [Índice de Precios al Consumo], pero con todos los recortes que se están haciendo por la crisis, cualquier día nos llevamos una sorpresa con las pensiones", teme Solanillas. El PP ha preguntado en los últimos meses al Gobierno sobre esta posibilidad, pero el Ejecutivo lo ha negado tajantemente.
A diferencia de la tasa de los jubilados, la general de personas bajo ese umbral (incluyendo todas las edades) apenas ha variado y se ha mantenido en torno al 19% durante los últimos 15 años.
En los últimos años, la pobreza se ha extendido entre los que carecen de redes sociales de protección (inmigrantes, jóvenes desvinculados de sus familias, ancianos sin hijos...), trabajadores con bajos sueldos y hogares con niños.
La ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, destacó en abril una paradoja bastante frecuente que se da entre los mayores de 65 años: muchos son pobres, pero tienen un patrimonio en propiedad (piso, local comercial...).
La Encuesta de Mayores 2010, de la Secretaría General de Política Social y Consumo, señala que el 83% de los jubilados son dueños de la casa en la que viven y apenas el 3% está en régimen de alquiler. Sin embargo, a pesar de vivir con menos de 7.000 euros anuales, "muchos se niegan a vender la vivienda para poder dejársela en herencia a sus hijos o no renunciar a su casa de toda la vida", señala la portavoz de la asociación Solidarios, Ana Muñoz. 200 de los 800 voluntarios que tiene la organización en Madrid trabajan en el programa dedicado a la atención a personas mayores.
En estos hogares, la falta de compañía se acrecienta cuanto más mayores son. En la franja de edad de 65-69 años, una de cada diez personas vive sola. En la de mayores de 80 años, el 22% no tiene compañía.