Francia ha anunciado una reforma según la cual los trabajadores franceses no podrán retirarse antes de los 62 años. Así ocurrirá definitivamente en 2018, de modo que el plazo pendiente servirá para retocar progresivamente el mito de los 60 años.
No es la única novedad. El ministro de Trabajo, Eric Woerth, anunció que también se elevará el periodo de cotización que da derecho a una jubilación plena. Estaba fijado hasta ahora en 41 años, pero Sarkozy ha considerado oportuno aumentarlo tres meses más en 2013 y otros cinco meses de aquí a 2020.
Las medidas se han acelerado con la crisis económica y contemplan un impuesto añadido a las grandes fortunas. Se calcula que 350.000 hogares de la elite francesa deberán aportar entre el 1% y el 2% más de cuanto hacían hasta ahora amparados en el escudo fiscal.
Además, habrá incrementos de las retenciones por plusvalías mobiliarias e inmobiliarias, sobre los dividendos y los intereses, así como en las retenciones sobre las opciones sobre acciones ("stock options").