No da igual haber descubierto que la fotografía titulada "El beso" es casi falsa, que en realidad fue un montaje de un excelente fotógrafo. Pero un beso bien merece un instante, un silencio, una mirada, una decisión que cambia, un director de orquesta. Mil incluso.
Un beso es importante en sí mismo. Un beso siempre es irrepetible. El beso que se pierde ya nunca se recupera. Un beso que no se da, desaparece excepto de la memoría de quien si quería darlo y no pudo.
La belleza del momento retenido es historia, pero es también amor, deseo, libertad. El momento de la imagen necesitaba un beso de paz, de triunfo, de batalla ganada a la vida.