El 65,5% de los contribuyentes declaró en 2008 unos ingresos brutos inferiores a los 21.000 euros anuales (3,5 millones de las antiguas pesetas), lo que significa unos 1.500 brutos al mes según los datos relativos a la declaración de la renta de ese ejercicio que se realizó hace ahora un año.
Mientras en los tramos más elevados de rentas declaradas desaparecieron 2.500 declarantes con ingresos superiores a los 600.000 euros.
Sólo hay 8.059 españoles (el 0,04%) de los 19,3 millones de declarantes que dicen obtener más de 600.000 euros brutos al año. El número de declarantes aumentó en 600.000 personas.
La media de ingresos en ese año de las rentas de trabajo fue de 19.288 euros mientras que la media de las rentas declaradas por empresarios, autónomos y profesionales fue sólo de la mitad, 9.205 euros.
La estadística de la Agencia Tributaria muestra también que el grueso de los contribuyentes del IRPF perciben rentas del trabajo, ya que del total de 19,3 millones de declaraciones presentadas en 2008, el 86,9% fue de contribuyentes que perciben dichas rentas (16,8 millones), un porcentaje ligeramente superior al de un año antes (86,7%).