Se nos retrasa el calor sofocante con que quiere despedirse este verano, teniendo en cuenta que esta ola de calor durará más de una semana. Sólo nos acordamos de mirar el tiempo cuando hace mucho calor o está helado. Mal trabajo el de los meteorólogos que pasa desapercibido muchos meses. Aunque no podría existir un periódico sin su sección del tiempo.
Vivimos envueltos entre la calle y el hogar y nos afectan las formas y los modos, los envoltorios que nos cubren. Deberíamos ser un poco más “cebollas” e ir quitándonos capas que no sirven para ir más limpios de mente, más blancos. Pero nos hemos dejado educar en un mundo afectable que nos marca el camino a poco que nos dejemos.
Este verano no se quiere ir creyendo que el calor es lo mejor que nos puede suceder cuando no nos sucede nada. Viene el otoño con sus hojas tristes a machacarnos los higadillos. No le dejaremos.