El miedo del Gobierno en el tamaño de sus decisiones es un descontrol, un sinvivir, una tontería suma que no sirve ni para chicha ni para limoná. Las decisiones de hoy, subiendo un 1% en el tramo del IRPF para los de más de 120.000 euros o el aumento de otro 1% para las pensiones de 500 euros, es una broma. Eso si, siempre se me podrá decir que menos es nada, y es cierto. Pero suena a broma cuando los números que no cuadran en nuestra economía, cuando los desfases entre pensionistas, cuando las modificaciones necesarias en el IRPF son tan enormes.
Efectivamente, con un 1% de aumento sobre unos ingresos de 120.000 euros, es muy posible que no compense hacer otra vez trampas para evitar pagar. Pero lo recaudado es una migaja si lo comparamos con cualquier intento serio en organizar mejor los tramos del IRPF o si se estudia con calma y seriedad el fraude fiscal que impera como una ley no escrita. Los asesores fiscales se las saben todas, luego hay que cambiar leyes y normas para evitar los pozos negros, puñetas.
Si nos quejamos de la enorme diferencia que hay entre sueldos, el Estado permite la misma diferencia entre pensiones. Efectivamente, se puede tomar como un deseo de cortar por arriba, cuando sin duda lo que quiero plantear es una subida por abajo. Y si, ya sé que cuesta dinero, pero es que, repito, hay que replantear todo el tema fiscal, entre otros motivos para que la sociedad se lo crea y lo respete. Mientras tengamos un Gobierno que anuncie a bombo y platillo que mueve el tramo un 1% para recaudar 200 míseros millones, es no saber qué se debe hacer.