Ahora resulta que Bush (Jorge para los amigos), el Presidente del Mundo, nos dice que él, casi Él, nunca quiso la guerra, que no deseó la muerte de inocentes civiles, que no vamos, que su intención era otra. Que la culpa es de otros.
La edad es lo que tiene, a veces vuelve a las personas ancianas en dementes seniles. No siempre, pues a veces las vuelve cínicas o incluso mentirosas. Eso depende mucho del tipo de libro que se escriba.
Dice también, a toro pasado, que sus enemigos eran Irán y Siria y no (casi) Irak, y que bueno, la tortura, pues eso, a veces, solo a veces, es necesaria. Vamos, vomitivo más que nada por que el silencio administrativo si que es positivo si lo que se cuenta es peor que el silencio. Más cuando todavía las heridas sangran.
Dice que es un hombre sencillo y humano, entrañable. Pues ¡jope!, si llega a ser complicado nos la lía más. Claro que sencillo es sinónimo de simple, incauto, cándido e incluso de ingenuo. Debe ser la traducción del inglés al castellano.