Hay días malos y días peores. Pero en todos ellos hay siempre una sonrisa de un familiar, el abrazo de una hija o hijo, el eso de una persona con amor, que compensa la pelea hasta el desplume.
No vale disimular, no sirve de nada agachar la cabeza. Ante los problemas: solución, resolución, avanzar, explorar nuevos caminos, tener la cabeza erguida, volver al hogar convencido de que has hecho lo posible. Posiblemente no sea lo mejor, pero es igual, no somos perfectos, lo importante es sentirte bien por haber hecho lo mejor que sabes lo que tenías que hacer.
Sentirse bien depende sobre todo de intentar hacer las cosas lo mejor que sabes.