No tengo nada claro que le televisión actual en España esté cumpliendo su cometido básico. Entretener de forma limpia y lógica sin vomitivos experimentos de dudosa rentabilidad social, formar ligeramente, informar con arreglo a una editorial como todos los medios de comunicación, ser rentables y procurar no abusar de su posición en el mercado audiovisual.
Algunos programas son ejemplos de lo que en una sociedad libre y limpia no se deba hacer nunca. Ayer en Telecinco y Sálvame de Luxe se trajo una grabación incluso diría que vieja, de un delincuente huido de la justicia para aumentar su audiencia. No es la primera vez que se hace, nunca con huidos, pero además con la asquerosa intención de poner contra la cuerdas a un personaje televisivo que es trabajador del mismo programa. Se cierra el círculo sobre ellos mismo.
Acabada momentáneamente Belén Esteba, se busca con desespero otros fenómenos de audiencia para seguir de forma barata, atacando el share. ¿Y qué vendrá después de esto? No tienen sentido que no hay reacción, tanto por la interesada en el ejercicio de desprestigio como de alguien con mando en plaza que de un puñetazo encima de alguna mesa.
La televisión es un gran invento social, que poco a poco vamos desprestigiando nosotros mismos, con la creación de ciertos programas o incuso como espectadores de los mismos, dando sentido a su emisión.