Luis García Berlanga era un tipo sorprendente. En 1953 dirigió, creo, la película Bienvenido Mr. Marshall. Diez años después nos mostró El Verdugo. En 1956 dirige Calabuch, una sutil y maravillosa película de personaje y de historia triste y dictatorial. ¿Cómo pudo conseguir que la dictadura de Franco le dejara hacer estos trabajos?. Creo que era más inteligente que sus censores y estos no se daban cuenta del fondo, de lo que se escondía dentro de unas obras de Arte con mayúsculas.
Con 30 años de edad ya había alcanzado la cumbre intelectual en su oficio de director. Ya había creado casi con seguridad, sus mejores películas. Quedarían ejemplos maravillosos de la sátira como La Escopeta Nacional o La Vaquilla. Pero ya no había que crear historias escondidas dentro de otras y esto le restaba luz a su discurso espléndido.
La edad no perdona y siendo ley de vida, es normal la desaparición de los genios. En realidad ya hace un tiempo que el Berlanga maravilloso descansó y nos quedaba el Berlanga humano, el hombre lúcido. Nos deja parte de la historia de este santo país, escrita en imágenes.