No sabría explicar los motivos de muchas de mis actitudes, es inevitable que gran parte de ellas vengan determinadas por mis comportamientos anteriores, por incluso mi programación de fábrica, por las circunstancias que me han ido modelando cada día. Pero aunque no sepa todos los motivos, si que soy responsable de todos mis actos, algo lógico. Y como responsable, debo intentar que todos ellos sean lúcidos, inteligentes, suaves, asumibles, lógicos con mi forma de ser.
Esto nos sucede a todos aunque muchos no lo asuman como inevitable. Todos nuestros actos nos pertenecen incluso mucho después de haberlos realizado. Así que…
cuidado con ellos.Viene esto a cuento de que muchas veces jugamos a disimular, a tomar con rapidez y nervios ciertas decisiones y asumirlas después como inevitables. No, si lo hecho no es bueno, merece la reflexión y la disculpa. Siempre. No estamos acostumbrados al perdón pedido posiblemente porque nunca tenemos recibido algún perdón de alguien que se equivoca con nosotros. Esto si que debe venir de fábrica. Y como no nos lo dan, pensamos que no hay que darlo si detectamos que algo lo hemos hecho mal.
Lo peor de todo no es callarnos, lo peor es que pensemos que no nos debe remorder la conciencia por lo mal hecho y reconocido, simplemente por que pensemos que no merece la ocasión, la pena, el pensamiento del remordimiento, Mal otra vez. Siempre se puede remendar el roto, curar las heridas realizadas. No cuesta tanto una disculpa y nos ayuda a sentirnos mejor.