Ayer me dieron una buena noticia, que en estos tiempos que corren es de mucha suerte. Las noticias buenas son las que ten reconfortan, las que te ponen en valor y con ganas de seguir creciendo, las que te hacen sentir a los demás. Las que marcan el camino.
Un grupo de personas creyó en mi, y eso es muy de agradecer. Sirve de contrapeso para las caídas inevitables de la vida del cada día, pues todos tenemos que tropezar en los caminos, faltaría más.
Cuando te reconfortan te entran ganas de comentárselo a los
enemigos, simplemente para joderles claro, para decirles —¿ves?, tú no, pero estos si. En realidad no sirve de nada comentar lo que otros no van a aceptar ni entender. Los odios tienen su sentido en la mente de cada uno y no son fáciles de quitar, así que no hay que intentarlo. Es perder energías para nada. Si no das importancia a las zancadillas casi ni se notan. Somos nosotros si las ponemos en valor cuando realmente les damos valor. Las venganzas que nos intentan hacer dependen de nosotros, es como esos males de ojo absurdos que te quitan los brujos de pacotilla. En realidad te los quitas tú mismo, haciendo caso al brujo que dice que te los quita.Ayer me dieron una buena noticia pero hoy tengo la responsabilidad de no defraudar a los que me la dieron. Tengo pues más trabajo que ayer. Ya no estoy seguro de que fuera tan buena noticia.