A veces no sucede nada. No nos sucede nada. El silencio nos llena, nos complace, nos complementa a la forma de pensar, a nuestro interés por la vida del momento. Esto puede ser incluso bueno, siempre que no sea la única manera de comportamiento, siempre que no sea la más importante manifestación social de nuestra personalidad.
Todos necesitamos silencio, la nada, la soledad, incluso el abatimiento pasajero…
para reencontrarnos otra vez con nosotros mismos. Todos necesitamos hacer cada cierto tiempo un reset a nuestra vida. Y el silencio ayuda.Hacer un reset es ponernos a cero. Es borrarnos y volver a empezar.
Hay reset sencillos y reset totales. Hay incluso reset suicidas que bien elegido nos llevan hacia una nueva vida. Pero hay que ser muy valientes para hacer un reset total para volver a empezar desde cero en todo.
A veces no sucede nada y son los momentos en que más cerca estamos de que suceda cualquier otra cosa, de que suceda todo. De que nos renazcamos como distintos tras un espacio en blanco, tras un tiempo de nada. No huya de esos espacios en blanco de su vida, son necesarios, simplemente los tiene que reconocer y abrazar, no convertirlos en usuales pero si en interesantes.