En la vida se va creciendo hasta dejar de ser soldado para convertirte en sargento o general. Depende. Y lo complicado es que ya no es posible volver a ser soldado. No al menos para la salud mental de cada uno.
Es más fácil llegar a general partiendo de soldado, que volver a ser soldado desde la posición de general. Y no estoy hablando de situaciones económicas dentro de la sociedad, sino de respeto y mando en plaza. Una vez que se aprende a mandar, si de verdad se aprende, pues no es nada sencillo, resulta casi imposible saber obedecer. Y eso nos deja cojos pues tan importante es lo uno como lo otro, dependiendo de momentos sociales y vitales de cada uno.
No se trata de desandar o de bajar escalones, se trata de que se nos olvida genéticamente la capacidad de obedecer, la posibilidad de entender con suavidad mental que los que presuntamente deberían estar bajo tu mando, en realidad son los que te ordenan y dirigen.
Pero como la vida da muchas vueltas, esto nos sucede a todos en algún momento de la vida. Y no lo sabemos aceptar casi nunca.
¿Qué podemos hacer si ya no es posible la huida?, pues poca cosa que no sea reaprender. Pero fíjate que lo primero que he apuntado es la huida. Tal vez evitar estas situaciones puede ser en la medida de lo posible la mejor forma de tener salud mental. Igual que nos está prohibido tomar mucho alcohol, tabaco o grasas, deberemos cuidar también no tomar excesos de situaciones tóxicas personales, aunque sepamos que sólo nos afectan a nosotros. No todo lo que sienta mal, le sienta mal a todo el mundo.