No está bien que a estas alturas se le de cancha de veracidad a las palabras de ex general Alfonso Armada. Del 23 de febrero de 1981 no hay muchas cosas sin saber, algunas que tardarán bastantes años, pero ya masculladas en algunos estudios. Y sin duda, no es la participación del ex General Armada en el Golpe de Estado.
Podría haber dicho, para intentar buscar disculpas a sus acciones, que se sintió
engañado, que se creía amparado por los socialistas tras sus reuniones de Lérida, que pensaba que obraba en nombre del Rey. Pero nunca que acudió al Congreso a negociar con Tejero para que depusiera las armas y su actitud. Acudió para otros muchos motivos, como quedó claro en el juicio y en casi todos los estudios posteriores sobre el 23-F.A estas alturas ya no caben mentiras gordas, si acaso algunas verdades escondidas de personajes clave de los que se sabe poco o se ha hablado poco y de las tramas civiles que tuvieron que existir y se ocultaron. El papel de los protagonistas se conoce, si acaso tal vez no claramente el de la Familia Real, que tuvo que lidiar situaciones que no se sabe si conocía de antemano o no.
Pero si grave es que el ex general Armada hable de aquellos momentos para confundir, más lo es que se de pábulo a sus palabras sin estar acompañadas de un análisis serio de aquellos momentos. No sirve lanzar dudas que son opiniones, como si fuera información.