El perfil del emprendedor que triunfa es muy variado, tanto como personalidades hay. Sin duda el activo, emprendedor en su vida, extrovertido, tenaz, buena negociadora en la vida, con capacidad para sumir fracasos y entenderlos, con un buen fondo formativo, es más posible que triunfe. Pero en la vida
hay empresarios de todo tipo de personalidad, gentes que han montado su negocio —no que lo han heredado— y que triunfan. Y el mundo de los fracasos está lleno de grandes vendedores de humo.Sí es fundamental tener —y querer disponer—, de un tiempo suficiente para esta nueva actividad. El emprendedor es el alma del negocio, de la idea, de la empresa. Si él no está el tiempo suficiente, las posibilidades de éxito bajarán bastante.
Y disponer de un fondo económico suficiente o una capacidad de endeudamiento acorde con lo que se necesita. Sin capital o posibilidades de tenerlo es casi imposible realizar una empresa. Per el tamaño de esta es muy variable y por eso la cantidad de capital también.
Sin dinero se puede triunfar; sin disponibilidad es mucho más complicado.
Con dinero se puede fracasar; con disponibilidad total también.
Tener una buena idea no es tener —únicamente— una idea genial y maravillosa, un mirlo blanco de actividad que nadie conoce. No. Depende del lugar, del momento, del giro que se le de a una idea ya conocida, de tus propias capacidades para imprimirle carácter, de tu gestión para recoger clientes insatisfechos de las gestiones ajenas. Vender carbón puede parecer una idea obsoleta y caduca. En cambio hay gentes que venden un excelente carbón para parrillas y viven muy bien con sus clientes de hostelería. Vender ordenadores puede parecer moderno, pero en pocos meses han cerrado cientos de empresas informáticas por la competencia feroz. Así que la idea que produce éxito empresarial depende del cómo, del donde, del quien, del cuando.