Hablábamos el otro día de la creación del Plan de Empresa como un elemento fundamental para la nueva empresa, para la idea que se debe sustentar en algo más que una simple idea que tenemos en nuestra cabeza.
El Plan de Empresa, bien realizado y completo, nos servirá para un futuro, pues acudiremos a él para revisar la marcha de la empresa, cotejar datos e ideas, revisar qué pretendíamos y qué estamos consiguiendo, cómo habíamos estudiado el mercado y nuestra incidencia en él, etc.
Pero además el Plan de Empresa nos podrá servir a la hora de plantear financiaciones a través de créditos, pues en toda petición de financiación exterior se nos pedirá si no un Plan de Empresa, que también, si al menos un Plan de la inversión y de nuestros productos, un plan de futuro y de amortización. Los bancos valoran mucho que toda idea de empresa esté
sustentada de estudios serios y completos del futuro de la empresa, con valoraciones de las debilidades y fortalezas, de las salidas posibles si vienen problemas, del plan de implantación, de la capacidad comercial y de la ampliación de la empresa según vaya pasando el tiempo. El banco quiere dejarte el dinero que necesitas —bueno, ahora ya no tanto— pero sobre todo quiere cobrar sin problemas la amortización y los intereses. Y recuerda que del banco o caja de ahorros dependes, tanto para la financiación de la inversión como para la comercialización del mes a mes de tu papel facturado, que posiblemente lo será a 90 días y necesitarás que el banco te lo adelante con unos gastos financieros asumibles.No es bueno saltarse las ideas plasmadas en un Plan de Empresa, o al menos no lo es sin modificar también aquellos aspectos que son colaterales a la modificación. Un Plan de Empresa sustenta todo el edificio de la misma y tocar algunos aspectos puede suponer revisar otros más. Sobre todo si este Plan de Empresa lo hemos utilizado para solicitar créditos o ayudas estatales. Pero tampoco es un documento terminado, se debe actualizar si las circunstancias cambian, sobre todo si es a mejor.
Lo que posiblemente requiera más cambios sea nuestra capacidad comercial. Por mucho que intentemos plasmar en un documento cuales van a ser nuestros proyectos comerciales, nuestra capacidad para vender y atender a clientes, lo cierto es que resulta complicado acertar en muchos sectores, cual será el comportamiento del mercado ante nuestras presentaciones, nuestros productos. La competencia se moverá ante nuestra presencia en el mercado y eso afectará de alguna manera a la comercialización.
Una empresa de artes gráficas o un taller de reparación de vehículos en un barrio tienen un mercado potencial de muy diferente aspecto geográfico. En un caso su entrada en el mercado afectará a todo el sector gráfico mientras que en el otro afectará sobre todo al mercado del barrio en donde se asiente el taller. Luego el comportamiento de la competencia será bien distinto. En el primer caso afectará a aquellas empresas iguales a la nueva por tamaño y servicio, en donde intentarán no perder clientes por precio o calidad; mientras que en el segundo caso afectará a los talleres del barrios que intentarán no perder clientes por atención, precio, servicios, calidad, presencia de nuevas tecnologías de diagnóstico de la avería, etc.
Son pues casos que hay que individualizar a la hora de valorar cómo debes incidir en el mercado, en TÚ nicho de mercado. Y eso debe estar contemplado en el Plan de Empresa como algo fundamental para valorar riesgos y soluciones.