Google empezará a primar los contenidos originales en los resultados de sus búsquedas, por delante de aquellos que son copias de copias o espejos de otros lugares. Internet es un gran contenedor, pero tal vez excesivamente inmenso al que si no se le empiezan a poner —todavía más— filtros, en breve será imposible localizar lo importante entre lo urgente o lo maquillado para que lo parezca. Hay auténticos profesionales de saber posicionar bien sus contenidos, maquillándolos.
Cada día se crean millones de entradas nuevas, informaciones que se van sumando a las que ya existen en la red. Internet no es un sistema donde lo nuevo haga desaparecer lo antiguo por decantamiento, por desborde. Todo se acumula y va ocupando espacio
tanto en los servidores como entre los que desean acceder a la información o contenidos.Como es fácilmente predecible, este sistema se colapsará. Evoluciona y en sus cambios es lógico que empiecen a surgir voces y deseos de que se pueda discernir entre lugares con información u opinión original, de aquellos que simplemente son meros espejos que nos reflejan o copian lo que otros crean.
En estos momentos hay cientos de miles — si no millones— de blog sin actividad, de lugares con una actividad mínima que no hacen sino ocupar espacio. Pero además son ya varios los lugares que empleando motores de búsqueda propios, multiplican los contenidos primando aquellos temas que más se buscan, sin primar la calidad, sino el número de búsquedas.
El tema de las audiencias no tiene solución fácil, ni en Internet ni en la televisión ni en los periódicos. Nunca están de acuerdo todos e incluso muchas veces ni la mayoría. Pero se intentan buscar mejores sistemas para medir las audiencias, pues son las que realmente sirven para dar valor. Cierto que con criterio para que se pueda personalizar las búsquedas y las audiencias posibles de cada uno se midan con arreglo a los criterios de cada uno. Ya se hace de alguna manera a través de los gustos que van dejando pistas en los navegadores, pero también en esto hay que mejorar las posibilidades, para hacerlos todavía más personales. Los propios anunciantes lo agradecerán.