Cuando hablamos de inversión y de financiación, tal vez pensamos únicamente en las máquinas que necesitamos, de la decoración y puesta a punto del posible local, de los gastos menudos o del gasto de proveedores para empezar la actividad. Pero a esto hay que añadir una cantidad de remanente, de caja más otra cantidad para poder sobrevivir pues durante el menos durante seis meses tendremos muy poca venta, facturaremos menos de lo que necesitamos para nuestros gastos corrientes, luego hay que contar con una cantidad de sueldo mensual suficiente, al menos para esos seis meses. Nada hay peor para el inicio de una actividad mercantil que estar muy apurado desde el primer día con unos ingresos inexistentes.
Y hay que saber cuanto nos costará la Seguridad Social y otros impuestos básicos durante este tiempo, y el coste —aunque pequeño— de un asesor que nos lleve todos los asuntos legales, si no tenemos amigos que nos lo haga.
La suma de todo esto no son costes menores, pero muy necesarios. Y saber exactamente qué necesitamos para poner en funcionamiento nuestra futura actividad nos dará sobre todo seguridad, algo de lo que dudaremos varias veces en estos primeros meses.
Lo normal es que en el primer año de actividad se pierda dinero de caja. Gastemos más de lo que ingresemos o facturemos.
Si se gana desde el primer mes, miel sobre hojuelas. Pero lo normal es perder pues se necesita que nos conozcan en el mercado y los días de cada mes van cayendo a una velocidad de vértigo.
Hay que asumirlo antes de iniciar la actividad como algo lógico para no ponerse nerviosos; pero eso si, hay que hacer todos los esfuerzos posibles para que aunque sean días sin facturación sean días con mucha actividad de preparación, de penetración en mercados, en darse a conocer, de analizar proyectos, de ver los por qué de cada fallo en un presupuesto no aceptado, se seguir aprendiendo, etc.
No pueden ser días vacíos, tienen que ser a lo sumo periodos de baja facturación pero siempre de mucho trabajo. Hay que recordar que en estos periodos es posible que haya que trabajar con presupuestos muy ajustados, pues lo importante es conseguir nicho de mercado, experiencia en la nueva actividad, conocimiento del mercado que nos rodea, trato con los proveedores, puesta en funcionamiento de la nueva empresa.
Hay algunos pilares básicos y constantes en todo proceso empresarial. Os voy a relatar ligeramente los que considero cuatro pilares más importantes.
Los clientes.
Los proveedores.
Los bancos.
Los trabajadores.
Sin alguno de ellos es muy complicado subsistir, todos tienen un peso muy importante que depende también del tamaño de le empresa y de su actividad. Pero no desconsideréis ninguno, pues son los que apuntalan el funcionamiento presente y futuro. Cerrar una puerta es muy sencillo. Volverla a abrir es muchísimo más complicado. Seguiremos hablando de estos asuntos en posteriores entradas.