Las previsiones presupuestarias de un Gobierno en crisis se nos han ido al garete tras la actual crisis del petróleo que nadie sabe cuantificar todavía. Mal se lo están poniendo a Zapatero para levantar cabeza, y con él todos los españoles. Y lo peor es que no hay solución sencilla a la incertidumbre de saber qué nos costará a todos los problemas actuales en el Norte de África, precisamente cuando ya no tenemos dineros libres.
Así que bajar la velocidad en las autopistas puede parecer una tontería, pero es que no hay mucha capacidad de maniobra y de alguna manera nos tienen que ir diciendo poco a poco que la cosa está muy malita. Otra cosa es pensar que igual lo correcto sería decírnoslo de golpe, pero hay miedo. Nadia sabría poner límite geográfico a los descontentos sociales, sobre todo si se enquista en el tiempo los problemas que van creciendo.
Por si nos creíamos que tras la caída del Muro de Berlín ya no tendríamos situaciones históricas que vivir, aquí tenemos otra situación que pasará a los libros de texto. La mezcla de una crisis económica profunda junto a una crisis social.