A la hora de montar un pequeño negocio una lógica pregunta que surge es si hacerlo solo o acompañado de algún socio. La respuesta es muy sencilla. ¿Para qué?
Si un socio te aporta algo a la nueva empresa o micro empresa, es sin duda recomendable tener a tu lado a una persona sobre la que apoyarte y poder compartir ideas y proyectos. Pero debe aportar algo valioso. Bien capital para la inversión; bien una visión del trabajo que sea complementaria; bien una formación que tú no tengas en alguna faceta imprescindible del nuevo negocio y que consideras importante.
Ningún socio debe ser “de postizo”, impuesto por algún motivo no importante, familiar, amigo de convivencia, gente que necesite ayuda, etc.
Ser un socio es algo muy importante y por ello fundamental en la historia del proyecto y de la nueva empresa o microempresa. Tener un socio marcará la historia de todo proyecto y por eso es una elección que hay que meditar con calma y una vez que esté decidida contar con ella como parte fundamental del proyecto. No existen medias tintas; con un socio o se está a muerte o no se está y no se le admite. Es uno de los puntos de fricción que puede sufrir un proyecto hasta convertirlo en muerto. Por eso la decisión debe ser meditada y asumida una vez que se admita.
El socio capitalista es una especie algo distinta. Desde el principio hay que dejar muy sentado y por escrito la forma de la relación accionarial, el reparto de los beneficios si los hubiera, de la inversión nueva si esta fuera necesaria, de las decisiones que hay que ir tomando en todo proceso de crecimiento o asentamiento empresarial. No será un socio que viva el día a día, pero que será más exigente en los gastos o cuentas anuales, y por ello hay que dejar bien asentado desde el principio y con el Plan de Empresa que en otras anteriores entradas hemos comentado, lo que se espera de la nueva empresa, cual es el planteamiento y su posibilidad comercial y de crecimiento. Cuanto más escrito tengamos todo, más sencillo es encontrar soluciones y no crear problemas. Y sobre todo saber de quien es la responsabilidad ante cualquier cambio o acontecimiento.
No hay que huir de los socios, simplemente hay que meditarlos y analizar con frialdad su necesidad. Y tomarlos —lo repito— a los socios, como un elemento importantísimo en toda empresa de nueva creación.