Voy descubriendo palabras que nos parecen nuevas por no emplearlas mucho y me gusta encontrarme con ellas. Me encanta ponerle nombres a las cosas, adjetivos que las califiquen con determinación y ruptura; adjetivos imposibles. Me encanta el camino más que la meta y buscarle nombres a los blog más que darles vida, que siempre es muy cuesta arriba.
Sensibilidad la acabo de escuchar ahora. Es una palabra bonita. Pato es otra palabra que ya empleamos menos, pero que puede querer decir o esconder muchas cosas. Trajín son las ganas de moverse y currar en serio algo con energía y detenimiento.
Estamos llenos de idiomas, de vocabularios que nos van trasmitiendo desde nuestros padres hasta nuestros libros. Hablamos por lo que hemos leído a nuestros escritores favoritos, por lo que hemos escuchado a los amigos de los amigos. Ahora como los amigos son todos de los que salen por televisión, casi se podría decir que hablamos igual los unos a los otros. Hemos empobrecido el idioma al empobrecer nuestras relaciones.
Velada nos puede querer decir varias cosas; una reunión nocturna, algo tenue, algo que descubrimos sin saber nunca si es bueno o malo. Una velada es por la noche, velada la reunión por la tenue luz de la luna. En la noche también hay luz, la de la palabra sobre todo.