Las personas mayores de 50 años que están entrando en el paro, en el desempleo, de frente y con un futuro complicado, está aumentando en número de manera preocupante. Son personas que llevaban muchos años trabajando con contratos fijos, que no esperaban antes de la crisis este final de sus carreras laborales, en unos años además muy complicados para lo que les restan hasta alcanzar la jubilación.
Suelen ser trabajadores con unos sueldos más elevados que los de la actual media de nuevos trabajos, que es muy baja en relación a los sueldos de hace unos años. Personas con cargas familiares aunque posiblemente no con deudas importantes y que van a tener serios problemas para encontrar nuevos trabajos, al menos en sus puestos de referencia.
Hoy se necesita y se busca a trabajadores algo diferentes a lo que estas personas pueden aportar al mundo laboral por formación, pero también por movilidad, aguante ante algunos abusos, sueldos muy bajos, y sobre todo por edad. Podemos decir con la boca pequeña que estos factores no se tienen en cuenta, pero la realidad es muy persistente y cuando se presentan antes pruebas de selección o en entrevistas de trabajo, se observa quien son los contrincantes, en qué número se admiten a personas de más de 50 años para las pruebas finales de selección y entra la desesperanza.
Problemas que aumentan tremendamente en cuanto se llega al desempleo, al paro, a la edad de 55 o más años. Se podría decir que quien con 55 años entra en el desempleo, lo tiene muy complicado para salir de él, y aunque suene a desesperanza, es una triste y dura realidad. Hay que analizar muy bien qué se puede hacer para mejorar las posibilidades laborales, tener mucha calma y estudiar las posibilidades del autoempleo sin grandes riesgos y solicitar ayuda a la familia, al menos para que comprendan la actual situación, complicado pero no por ello desesperante.