Hoy un amigo me ha pedido que le ayude a poner unos documentos en el workspace que debe ser algo muy bonito y moderno que seguro, yo llamo de otra manera. Pero es curioso como vamos poco a poco utilizando palabras lógicas pero raras para los castellano. Y digo lógico pues nacen así, y las admitimos al ser parte sustancial de lo que indican. En este caso trabajo en el espacio de Internet, es decir colgar algo en la nube, que es otra palabra con bemoles. “La nube” que parece que estás en Babia. Pero a todo nos vamos acostumbrando.
Admitimos en su momento Email como animal de compañía y junto a esta palabra fuimos agregando otras igual de nuevas. No las voy a renombrar para no olvidarme de ninguna, pero poco a poco las hemos ido adoptando con naturalidad. Así que los que no las conocemos bien, lo que debemos hacer es esforzarnos un poco más y admitirlas.
Peor es admitir que los tiempos han cambiado, y digo los segundos de respuesta, los tiempos de reloj y no los tiempos largos de la vida. Ahora queremos estar informados al minuto, conocer las entradas del Twitter o del Facebook al segundo, responder los email antes de haber llegado, revisar las actualizaciones de los ordenadores antes de que el Presidente de la compañía piense si es interesante cambiar el procesador, pues estamos pendientes de nuestra marca y de toda su competencia. Nos han entrado las prisas para saber algo de “los otros” sin darnos cuenta que estamos perdiendo el tren de nuestras propias vidas con muchas veces pocas actuaciones para buscar trabajo, novia, esposo, hijos o una caricia a tu pareja. No le hablamos, le enviamos un email, no la acariciamos, simplemente le decimos en un SMS que la queremos. No lo llamamos para ver qué tal le ha ido en la entrevista de trabajo, le enviamos un email y se lo preguntamos sin oírle la voz.
Para mi que me estoy perdiendo algo y no sé bien que es.
Por cierto que ya sé lo que pretendía mi amigo. Colgar unos documentos en la nuebe, sobre los que iremos haciendo modificaciones los que tengamos acceso a ellos. Os juro que lo veo de lo más increible e irrespetuoso con la responsabilidad de cada uno, pues saldrá mal y luego nadie será el culpable. Debe ser la edad. La mía.