Cuando iniciamos un proyecto, una idea empresarial, tenemos el riesgo de acabar en un desastre. Y todo tipo de revés empresarial suele ser también un gran problema económico que nos dejará marcados.
Pero además del fracaso que supone la pérdida de un activo y posiblemente el asumir deudas complicadas, nos queda un mal sabor de boca y una sensación de hundimiento moral, alimentada muchas veces por los que nos rodean que sin querer nos ven también como fracasados en el proyecto. Nadie como uno mismo para saber los por qué, pero los que nos rodean, con toda su buena fe, no saben apoyarnos en el fracaso.
Nada es más capaz de paralizar un proyecto que el miedo al fracaso. Si bien es cierto que en nuestra sociedad no estamos preparados para emprender, menos todavía lo estamos para asumir el fracaso. No nos enseñan para perder. Cuando lo realmente importante es precisamente saber sacar provecho de los errores, aprender de ellos para no volverlos a cometer. Aprender de los errores propios y de los ajenos, pues no tendremos muchas posibilidades en la vida de rectificar en los nuestros.
Fracasar es también aprender, pero para evitarlo nada como prepararse muy bien antes de emprender una idea. Hablábamos en anteriores entradas del Plan de Empresa, de lo importante que es planificar la vida de la nueva empresa, estudiar sus pros y contras, sus debilidades y sus planes de expansión, sus fortalezas y sus dudas. Las soluciones alternativas si algo fracasa.
Quien ya ha fracasado alguna vez en su vida tiene más posibilidades de obtener éxito en el segundo intento, pues lo mide mucho más, lo planifica mucho mejor. Todo intento por crear una empresa goza de momentos muy buenos y de periodos malos. Detectarlos a tiempo es fundamental para encontrar soluciones posibles y eso es más sencillo si se tiene sobre la espalda la experiencia de otras derrotas.
No hay que preocuparse en exceso por el fracaso, por la mancha que sobre todo en ciertas culturas parecen ponernos encima, pues lo importante es intentarlo, es ser emprendedor y organizar tu vida alrededor de tus ideas y trabajos. Ser emprendedor es un activo personal, aunque no siempre sea posible alcanzar el éxito. Saber salir de los problemas, es importante y que no nos quede duda, volver a intentarlo es haber aprendido a salir de los problemas. Quien persiste es por que ha sabido salir del problema y sobre todo demuestra que no le ha dejado marcas en su forma de comportamiento emprendedor. El triunfo no es fácil, nadie dijo que lo fuera.