Marine Le Pen obtiene, en un sondeo de Francia, unos resultados espectaculares, tantos que han iniciado una nueva consulta revisada la anterior, pues no entienden estos presuntos resultados que además colocan a Nicolas Sarkozy en el tercer puesto.
No deben extrañarnos estos datos, pues lo cierto es que la sociedad está muy cabreada y busca alternativas diferentes sin mirar nada que no sea discursos tan vacíos como el resto, pero diferentes, que además inciden en aquellas posiciones mentales que más odian y a las que creen culpables de la actual situación global.
Es un caldo de cultivo perfecto para que surjan movimientos que jueguen con la sociedad, planteamientos que hace una década nunca hubieran conseguido ninguna posición relevante. Pero como la clase política no está planteando soluciones (puede que no existan) pues crecen las alternativas aunque sean “especiales” como la de Le Pen.
España no será diferente y lo que puede resultar hoy más complicado de entender, el mundo occidental no será extraña a los movimientos que ahora sacuden al Norte de África. Es tan sencillo de entender como bucear un poco en los sentimientos de gran parte de la juventud actual, sin trabajo y sin un futuro claro. A poco que esto se asiente unos años más, la violencia será inevitable en el mundo occidental pobre.
Hay que tomar buena cuenta de estos movimientos sociales, de estos cambios en las formas de pensar y actuar, y resolver problemas que se enquistan por no saber atajarlos. La juventud no puede soportar unas cifras de desempleo de un 40% que se asienten sobre la nulidad de futuro independiente.