En muchas ocasiones, las personas que quieren construir una empresa… quieren comenzar su negocio ¡ya! y eso les hace precipitarse, y no estudiar bien el proyecto, el cómo llevarlo a término, qué variables hay que tener en cuenta y cuales modificar sobre las ideas propias, pues debemos adaptarnos a los mercados con nuestras posibilidades. Las prisas son siempre malas consejeras y más cuando estamos hablando de tu futuro, de tus inversiones en tiempo y dinero.
Antes de ponerte en marcha, es fundamental estudiar a la competencia sobre la que vamos a incidir con nuestra nueva propuesta, es decir, ver qué hacen ellos, cómo lo hacen, qué ofrecen y cómo lo ofrecen, a qué precio tienen sus diversos productos o servicios, cuál es el valor añadido de su negocio y otras muchas variables que nos darán mucha información para tener margen de maniobra y decidir qué diferencia nuestro proyecto del suyo y así saber cuales serán nuestros puntos fuertes y cuales los débiles.
De la misma forma, debemos estudiar en profundidad a los posibles clientes potenciales a los que vamos dirigidos con nuestra propuesta de empresa, saber qué tipo de mercado vamos a conocer e incidir, cómo son ellos y qué esperan de sus proveedores nuevos, dónde se encuentran y cuál es la mejor manera de poder contactar con ellos para poder entablar relaciones fructíferas.
Los tendremos que buscar y convencerles de que nuestro producto o servicio es mejor que el que ya tienen contratado, y por algunos motivos que tenemos que decidir y diseñar antes de salir al mercado.
Todo emprendedor, antes de nada, debe ser realista con las previsiones de venta de su negocio porque desde el momento en el que se abre la empresa y servicio, se está gastando dinero y debemos intentar que no tengamos muchas pérdidas en los primeros meses, haciendo un planteamiento objetivo de cuándo comenzaremos a obtener beneficios y qué debemos hacer para poder lograrlo.
Es fundamental que analicemos cómo vamos a incidir en el mercado que debemos considerar nuestro desde el principio, sin miedos pero con sumo respeto, actuando para ofrecer un servicio y producto capaz de mover cambios en nuestros futuros clientes.
Todos nuestros futuros clientes ya estás siendo servidos por otros proveedores. Ya tienen resuelto su problema de abastecimiento. Luego si queremos convencerles de que cambien de proveedor, tenemos que ofrecerles algo distinto a lo que ya consiguen con su actual manera de comprar.
Sea un servicio de fontanería, de odontología o de venta de verduras. Las leyes de la relación con los futuros clientes son casi siempre muy similares y todos buscan algo para cambiar: sea precio, servicio, calidad, atención, cercanía, simpatía, novedad, modernidad, etc.