La escritora Rosa Montero se ha sometido a una interesante cadena de preguntas por lectores de El País, dentro de una escuela o taller de escritores. Os dejo a continuación gran parte de sus palabras, para conservar y leer, por aquellos que empezamos a escribir y deseamos saber lo que opinan otros escritores consagrados de nuestros intentos.
--------------
Para desarrollar a los personajes tienes que meterte dentro de ellos y, sobre todo, abandonar tu yo. Eso es lo más difícil: borrarte interiormente para dejar que los personajes te "cuenten" la novela.
El escritor novato usa los personajes como marionetas para que hablen por él. O sea, el escritor novato siempre habla de si mismo aunque hable de los demás, mientras que el escritor maduro habla de los demás aunque hable de sí mismo (gran frase, no es mía).
Métete mentalmente en los personajes; dótalos de rasgos primeros que tengan poco que ver contigo y entonces imagina cómo se comportaría ese personaje en todas las situaciones de su vida. Fíjate en alguien que te llame la atención por la calle por algo e intenta imaginar cómo se ve la vida viviendo dentro de ese alguien.
¡Nunca sabes si lo que estas escribiendo es bueno o es una imbecilidad! Es decir, a ratos tienes…,
una intuición aproximada, sientes que sí, que te has emocionado escribiendo más que en otras ocasiones, por ejemplo.... pero luego vuelven las dudas.
El problema es que no hay una regla objetiva que permita definir qué es un buen libro o incluso un buen escrito* y qué no lo es.
La historia nos demuestra que haber tenido éxito o no, buenas críticas o no, lectores o no…, no indican nada respecto a la calidad que luego se le supone. Esa falta de certidumbre es agotadora. De ahí la fragilidad de los escritores, nuestra naturaleza menesterosa, siempre necesitados de que nos digan que lo que hacemos está bien. En cualquier caso, es bueno dar el borrador a más de un lector para que te critiquen.
Cada cual tiene su método para comenzar un libro, pero en realidad se empieza en la cabeza. Las novelas nacen de algo muy pequeño, yo lo llamo el huevecillo.... Una pequeña idea, una imagen, una situación que luego vas desarrollando poco a poco. Yo hago ese desarrollo en cuadernitos, yo tomo nota de la idea primera y luego la voy desarrollando en cuadernitos, hasta que tengo la idea completa y entonces me siento al ordenador. Pero otra gente no lo hace así, sino que escribe primero un borrador sucio y va desarrollando la idea sobre la marcha, digamos.
En cualquier caso siempre se "comienza" dentro de la cabeza.... desarrollando un pequeño germen, una idea, una imagen, algo que has visto. Y al finalizar ese año o año y pico de notas, la historia ya ha crecido totalmente, se ha desarrollado lenta y con aparente autonomía, muy organizadamente, como una plantita. Y para entonces ya sé que va a tener, por ejemplo, 40 capítulos, y lo que va a pasar en cada uno. Entonces, cuando ya lo sé todo y tengo hechos cuadros y mapas y fichas de la novela, me siento al ordenador y comienzo la escritura propiamente dicha. Pero resulta que en el par de años que tardo en redactarla la historia vuelve a cambiar muchísimo. Y en vez de cuarenta capítulos acaba con 56, un personaje que tenía que durar hasta el final se muere a la mitad, ja ja ja.… pasa de todo.
Una novela es una criatura viva y cambia todo el rato. El germen primero siempre es algo minúsculo, yo lo llamo el huevecillo, y puede ser cualquier cosa. Una idea, un rostro que has visto por la calle y que por alguna razón te ha llamado la atención. Una anécdota, una situación. Incluso una frase.
Una de mis novelas, "Bella y Oscura", nació de una frase que de pronto se encendió dentro de mi cabeza y que era ésta: "Hay un momento en que todo viaje se convierte en una pesadilla". Esa frase me obsesionó y turbó y se convirtió en una novela.
Todos los libros son buenos (para aprender a escribir), en el sentido de que para escribir hay que leer muchísimo, y se aprende de los libros buenos pero también a veces de los malos, viendo cómo no hacerlo.
Pero os diré tres obras: “La verdad de las Mentiras”, de Vargas Llosa, y otro que, otro libro que se llama prácticamente igual, “Verdades y mentiras de la literatura”, y que es de Stephen Vicinzey. También “Seis propuestas para el próximo milenio”, de Calvino.
Uno debe empezar por donde necesite empezar.
Siempre digo que escribes porque necesitas hacerlo, y además debes escribir aquel texto que necesites hacer. Y esto funciona también con el tamaño... Hay escritores de tiempo corto y otros de tiempo largo, escritores magníficos que solo escriben cuentos, como Borges, y otros que solo escriben novela.
Tú haz aquello que creas que tienes que hacer. Lo que se te imponga.
En cuanto a escribir, hay que intentar hacerlo con ligereza... es como patinar; cuando no sabes, vas agarrotada por el miedo y te caes.... Para patinar bien, hay que soltarse y perder miedo. En la escritura lo mismo: intenta soltarte, volar imaginariamente, perder el miedo a hacerlo mal. Y, al mismo tiempo, hay que ser auto crítica, e intentar mejorar.
Lleva contigo un cuaderno y toma nota de las cosas que veas que te emocionen y te llamen la atención. Toma nota de situaciones que te inquieten o conmuevan, y de lo que se te ha ocurrido al ver eso... Ojo, no es un diario. No tienes que contar lo que te pasa, sino lo que se te ocurre sobre lo que estas viendo. Dos líneas apenas, una reflexión, un chispazo de imaginación.
Para escribir tienes que tener mucha disciplina, pero eso no quiere decir que seas rutinaria y metódica.... cada cual encuentra la forma que le conviene más. Hay escritores, que siempre se sientan a la misma hora. Yo no. Pero tienes que priorizar la escritura en tu vida. Trabajar, a ser posible, todos los días. Aunque sea solo una hora y aunque no escribas, sólo pienses.
Si aparece un bloqueo verdadero, "la seca" que decía Donoso, es que no puedes hacer nada... Sólo intentar relajarte y no desesperarte demasiado.
En cuanto a los bloqueos ligeros, de cuando en cuando se necesita desconectar un poco. No son bloqueos de verdad, sino pérdidas momentáneas del camino. Y a veces viene bien parar unos días, porque la cabeza sigue funcionando y encuentra la salida. Pero nunca hay que parar demasiado, porque entonces los textos se mueren y viene el bloqueo de verdad.
A veces el propio diálogo va definiendo al personaje.
En ocasiones escribiendo diálogos me he quedado de una pieza, porque el personaje ha dicho algo que yo no sabía que sabía... ¡Es como ser médium, ja ja ja! Y a menudo después de escribir un diálogo el personaje se va por otro lado y entonces ves que ese diálogo que has escrito no vale, porque no podría decirlo la persona en la que se ha convertido tu personaje, y lo rehaces.
Fíjate que no creo que escribir sea "útil para la introspección personal", al menos escribir ficción.
Para la introspección, hay que escribir diarios (algunos maravillosos, como los de Julio Ramon Ribeyro), incluso, quizá, cierta poesía..., pero no ficción, el hecho de hablar de uno mismo, en ficción, da por resultado una mala ficción, salvo que sepas trascender tu pequeña vida y la conviertas en algo universal, como hizo, por ejemplo, Conrad, que contó su vida (sin hablar de si mismo) en “El corazón de las tinieblas”.
Recuerda siempre que a García Márquez le rechazaron 16 editores su primer libro.
Las novelas nacen del mismo estrato del inconsciente del que nacen los sueños. Y por supuesto que te representan simbólicamente en lo más profundo, pero también representan a los demás, porque cuanto más abajo de ti desciendas, más cerca estarás de los demás. Mientras que si te quedas hablando de ti, desde la superficie, solo abarcas una vida diminuta y superficial. De modo que, en efecto, hay que hablar desde uno y no de uno.
Es verdad que no se puede "enseñar " a escribir, y, sin embargo, a escribir se aprende... es un oficio que vas aprendiendo. Entonces los talleres, y ya no digo este, sino las escuelas y demás, pueden darte un entorno más rico para que vayas evolucionando por ti mismo.
Y sí…, todos tenemos algo de Peter Pan, ¿no? En realidad, la creatividad reside en el niño que llevamos dentro.
No importa usar la primera persona, es un recurso literario más. Lo importante es la distancia interior.
Si estás hablando desde tu yo, da igual que uses una tercera persona, tu realidad siempre inundará y empequeñecerá el libro. Hay maravillosas novelas escritas desde una primera persona, desde un YO poderoso que., sin embargo, NO es el autor. El quid de la cuestión está en diferenciar claramente el narrador y el autor.
Todos los escritores hemos tenido la sensación maravillosa de terminar alguna vez una escena, un párrafo, un capitulo, y decirnos asombrados: pero, ¿de dónde ha salido esto? Yo esto no lo sabía antes de escribirlo.
En narrativa uno escribe de lo que no sabe que sabe. O dicho de otro modo: no escribes para enseñar nada, escribes para aprender, y si no tienes la humildad suficiente como para dejarte enseñar por tus personajes, entonces seguramente harás una mala novela.
Todos somos hijos de nuestros padres y nuestras madres literarios. Es decir, todos estamos incluidos por nuestras lecturas, o más bien formados por nuestras lecturas, por todas, por las que nos gustas y las que nos disgustan, que también enseñan a no escribir así. Pero no tengo unos "padres" concretos.... Y no, no creo que mi estilo esté fuertemente incluido por lo que leo.
El estilo va por sí solo, es como una casa en la que habitas... o como tus ojos, tu manera de ver el mundo. Hay autores, pocos, que mientras escriben dicen que no quieren leer por eso, para no dejarse influir, pero yo eso no lo entiendo ni es algo que nos suceda a la mayoría. Y sería una desgracia, con lo que me gusta leer!
Creo que SIEMPRE se puede empezar a escribir, y también creo que la escritura es un oficio y que se aprende escribiendo.
O sea que no reprimas tu escritura con la idea de hacerlo solo cuando hayas aprendido a hacerlo bien, porque entonces no escribirás nunca, Y no escribir nunca, cuando deseas hacerlo, es una pena....
Porque escribir es una actividad maravillosa. Y no deseo que seas como Lampedusa, porque el pobre ni siquiera llegó a ver la publicación de su libro. Murió antes, como sabes. Venga, ¡escribe! A escribir se aprende escribiendo, y nadie nació sabiendo. No tienes que descubrir "si es lo tuyo" o no. Basta con querer hacerlo. Para escribir solo se necesita querer o necesitar escribir. El resto es humildad, ambición (deseo de mejorar) y trabajo.
No recomiendo la autoedición en absoluto. No sirve de nada. Sólo gastas dinero, pero no hay distribución y solo te servirá para vender los ejemplares o regalarlos a los amigos. Puestos a hacer autoedición, mejor cuelga tus libros en la red. Gratis o con precio.