Gallardon quiere que los mendigos no estén en las calles de Madrid y puede parecer una buena idea si se contempla desde el punto de vista humanitario, de justicia social; pero me temo que detrás hay también el deseo de dejar las calles limpias de molestos a la vista, sin darse cuenta de que para ello hay que actuar sobre los problemas y resolverlos, no taparlos.
Las personas tenemos libertad para vivir en la calle dentro de la ley, pero derecho a tener una calidad de vida justa. Los servicios sociales se han visto desbordados por la crisis y a los pobres de presente se han unido los de futuro, llenando las pocas asistencias sociales. Pero de momento no se aumentan las ayudas, los trabajadores sociales, los locales de apoyo social, la reeducación, y así quitaron de la calle suena a limpiar más que a resolver.
La solución primera no es retirarlos de la calle; antes hay que crear sistemas de apoyo social sin dejar de ver con el rabillo los problemas que generan más problemas, los abusos económicos que crean pobreza y hundimiento social.
De nada sirve dotarnos de libertad para divorciarnos o para decidir civilmente lo que deseemos, si no pensamos en resolver los problemas de los que no tienen libertad para elegir la libertad.