José Luis Sampedro es un hombre complicado de posicionar en cualquier explicación que intente señalar sus pensamientos. Sería un humanista del siglo XX y XXI, pero incluso así, se quedarían parte de sus cualidades sin poderlas poner en valor.
Estoy leyendo un libro recopilatorio de unos encuentros que José Luis Sampedro tuvo con Carlos Taibo, escritor y profesor de Ciencia Política, que tuvieron lugar a finales de 2005. Recogidos estos encuentros por Olga Lucas, esposa de José Luis Sampedro, y que nos enseña para quien todavía no conozca mucho a ambos contertulios o incide directamente sobre sus pensamientos conocidos, la forma de pensar de ambos profesores, separados por 40 años de edad, pero con visiones muy parecidas que no iguales sobre el momento actual de la sociedad mundial.
Hace cinco años que está escrito el libro pero que parece que no son nada pues además anticipan sin darse cuenta de ello, los acontecimientos que hoy en 2011, estamos viviendo en el Mediterráneo sur o la crisis económica y sistémica que sobrevino en el mundo occidental a partir de 2007.
Es lo que tienen las mentes claras que no tienen más poder que la palabra. Que muchas veces no se las escucha, lo que no quiere decir que no digan y avisen de los problemas que se avecinan, que se notan y ven si simplemente se sabe observar a la sociedad. Los problemas se detectan a tiempo, pero los que tienen que tomar las decisiones no hacen caso a los que les llevan la contraria, a los que les intentan restar beneficios. Todo es mercado, todo son favores personales como productores o como consumidores y es muy complicado lograr que los que organizan y mandan dejen de intentar ganar más y más, porque osen algunos humanistas (o seres más humanos) de todo el mundo, avisar de los peligros.
Es este libro “Sobre política, mercado y convivencia”, un resumen de unas reuniones entre dos sabios, de no muchas páginas pero denso y completo.
Que nadie diga sin leerlo, que no se veían venir los problemas. Si acaso que no se querían tomar las medidas necesarias, para no bajar sus expectativas de hacerse algunos más ricos todavía.